Hablar a estas alturas sobre Roberto Bolaño; el chileno que se hizo poeta a la fuerza en México D.F, pero que después de su estancia en España dejaría la vida bohemia para convertirse en el mito que ahora conocemos, porque sí, en la actualidad Roberto Bolaño es un mito, tal vez por su muerte trágica pero mejor dicho por el hecho de dejarnos en un libro tan colosal como lo es “Los Detectives Salvajes” dicho libro que ha llegado a ser comparado con el “Rayuela” de Julio Cortázar.

Es verdad, Bolaño ya es un mito, un tanto por pelear contra aquella indiferencia de las editoriales “grandes”, por batallar por la supervivencia de su nueva familia; ya con esposa e hijos.

Otro mito que corrió como polvorín fue durante su época de poeta borrachín, pero una vez dedicado a la prosa al cien por cierto decidió emplear la técnica de la disciplina, técnica que le dio frutos tanto a él como a muchos grandes prosistas.

Lo que disgusta un tanto es la forma de cómo algunos “académicos” menosprecian el trabajo de Bolaño como simples novelas y cuentos aceptables. Quién diría que ese escritor Chileno autoexiliado en México por el régimen de Pinochet, llegaría a formar el grupo literario denominándose “Los Infrarrealistas”. Un poco jugando a lo Dadá o a lo Betanik., lastimosamente ese grupo de jóvenes entusiastas, no prosperó y cada uno tomó su caminó al mejor estilo del libro “En el Camino” de Jack Keruac. Bolaño partiría a España para convertirse en escritor; aquella enfermedad que una vez inoculado dentro nuestro ser, ningún fármaco es capaz de paliar. A Roberto Bolaño la fama, digamos que le fue tardía y hasta a veces esquiva, aunque muchas veces despotricaba contra ese mundillo lleno de egos. Lo cierto es que tenía una obra monumental entre manos, la cual lo consideraría una de las voces más importantes de la nueva literatura latinoamericana. Por más que nunca se sintió latinoamericano; en una entrevista dijo: “Soy de Blanes, de Barcelona, México”

Si de por sí existe una frase que lo pinta de cuerpo entero es la siguiente “Ver jugar a mi hija Alexandra. Desayunar en un bar al lado del mar y comerme un croissant leyendo el periódico. La literatura de Borges. La literatura de Bioy. La literatura de Bustos Domecq. Hacer el amor.”

El mito está ahí, solo falta descubrirlo y sobretodo entenderlo, la prosa de Bolaño para un lector principiante puede que le sea fácil digerirla, pero para un lector ya curtido no será ningún inconveniente adentrarse en el mundo Bolañesco; no sé si estoy empleando el término adecuado; de no ser así vapuléenme por favor.

Roberto Bolaño, el escritor que todo joven debería de leer; es más Rodrigo Fresán contó una anécdota en la que indicaba que estudiantes de literatura de los Estados Unidos pagaban hasta 15 dólares para ver las pruebas de imprenta de 2666 la obra póstuma del autor. Lastimosamente no pudimos goza en su gran plenitud el talento de Roberto, ya que se fue de este mundo material a los 50 años de edad, debido a una enfermedad hepática que venía arrastrando desde hacía varios años.

Tampoco deberíamos olvidar la correspondencia que mantuvieron nuestro poeta Enrique Verástegui y Roberto Bolaño, epístolas que luego del viaje del escritor de “Los extramuros del mundo” se vendría abajo causado por diferencias literarias. Pero lo más significativo de estas cartas fue el germen que se plantó para que diera fruto lo que sería el mayor movimiento poético del Perú a mitades de los 70s; estoy hablando del grupo “Hora Zero”. Ahora que a Bolaño se le idolatra casi como un Dios, muchos pensarán que él siempre la tuvo fácil y que alcanzo el reconocimiento de un día para otro; pues están muy equivocados. Es más cuando se le preguntó si quería que su hijo Lautaro fuera escritor sentenció: “Ser escritor no es agradable, pasas hambre y no es lo que quiero para mi hijo”.

Aunque nos cueste admitirlo, Bolaño se fue así como se va el cometa Halley, que sólo pasa cada determinado tiempo y que solo tienen la suerte de verlo aquellas personas despistadas que elevan por un momento su cabeza… las estrellas están ahí, solo es cuestión de verlas.

Aquí les dejo otra frase de este gran escritor “En Latinoamérica se piensa en los escritores como elementos subversivos o maricones, drogadictos y mentirosos. En el fondo, probablemente sea eso lo que somos.”

La verdad es que no creo tener ninguna autoridad para opinar sobre la prosa y poética de Roberto.

Solo les digo que si quieren entender ese mundo mexicano lleno de fiestas, alucinógenos y sexo, no pueden dejar pasar la oportunidad de leer “Los Detectives Salvajes”

Ah, por cierto si desean leer el 2666, su obra póstuma, se las recomiendo, muy buen, solo un pequeño detalle tiene 1000 páginas, suerte.