Aproximadamente hace más diez años surgió un grupo –en la actualidad es un dúo- de hip hop llamado Fucking Clan o que en nuestro español se podría traducir algo así como “La Jodida Familia”, la idea inicial era hacer “algo distinto” y de marcar una diferencia, un hito; fue de Mr. Lyriko y Zoldia, seudónimos que utilizan estos Mcs para demostrarnos que sí se puede hacer hip hop peruano y además de que si haces bien las cosas y trabajas de una forma profesional hasta puedes vivir de tu pasión, sea la que ésta fuera. Muchas personas pueden opinar sobre qué es el hip hop o sobre cómo debe ser un rapero pero mejor dejemos que nos lo digan dos personas que le han entregado buena parte de su vida y de su tiempo a esta expresión cultural “El hip hop es nuestro arte, nuestro estilo de vida, hacer tus cosas escuchando música; es parte de nuestra vida a la que nos hemos entregado por completo y ahora es difícil dejarlo y dedicarnos a otra cosa, en sí es el arte por todos los ángulos”. Con este primer enunciado empezó esta conversación, porque más que una entrevista esta reunión parecía una charla de amigos de toda una vida, con mucha confianza y bromas de por medio. Recuerdan con sonrisas la época en que todas las personas a las que les gustaba el hip hop se reunían en el parque Kennedy de Miraflores y se ponían a improvisar, dicen que lo mejor de aquellos tiempos fue el hecho de haberse conocido con otros jóvenes que sentían las mismas inquietudes musicales; pero que lamentablemente no todos perduraron en el tiempo, esto debido a su dejadez y desidia para hacer correctamente las cosas; o al menos intentarlo. Corría el año 2000 y por este lado del continente se empezaba a vivir en medio de un ambiente muy cargado de descontento por parte de las grandes masas, en Argentina ya se veía derrumbar su gran estabilidad económica que la cual disfrutó por tantos años; por su parte nuestro país vivía su peor crisis política de la historia con la divulgación de los llamados vladivideos. Fue en medio de este contexto en que surgen los Fucking Clan para reventar la pequeña e incipiente escena de hip hop nacional; fueron los primeros en grabar demos con un sonido más que decente, así mismo en grabar videoclips (algo que para la época de por sí ya era difícil) hacer conciertos, etc. “Construimos un puente a la gente para que lo siga transitando y hoy en día hay una escena de hip hop ya constituida con grandes representantes y mucho talento a un nivel profesional y estamos contentos de haber sido partícipes de eso”. Ya han pasado más de trece años desde aquél entonces, y con varias producciones en su haber y recién llegaditos de una gira por los Estados Unidos sienten que todo por lo que apostaron y por lo que sacrificaron muchas cosas ahora tiene valía: “Nosotros sacrificamos mucho. Después de 13 años podemos disfrutar del respeto de la gente del rock nacional. Todo esto es bonito porque es una retribución a todo el esfuerzo metido”. Si hay algo que siempre voy a recordar de “La Jodida Familia” fue el momento en que minutos antes de llegar al departamento donde llevaríamos a cabo esta entrevista llamé a Mr. Lyriko para preguntarle si Zoldia también estaría presente y él me respondió : “Sí, claro, vivimos juntos”. Cuando les interrogué sobre este hecho tan curioso me indicaron que la idea surgió por el hecho de tener que ensayar tres veces a la semana y hasta tocar tres veces por semana a su vez, por eso en vez de gastar tanto en taxis por qué no invertir todo ese dinero en un pequeño departamento. Y así es como surge la “Fucking House”; pero como nada es gratis y mucho menos en nuestro país, ellos tienen que desempeñar labores ajenas al hip hop para seguir manteniendo su pasión “Nos dedicamos al hip hop pero una labor complementaria son nuestros trabajos” (risas). Zoldia es relacionista público en una galería de arte y Mr. Lyriko es administrador de profesión y trabaja en una entidad del estado. Pero una vez terminadas sus labores llegan a su depa, se quitan los ternos y camisas para enfundarse sus shorts bajo las rodillas, gorras de visera plana y polos anchos –aunque a ellos de por sí deben usar ropa ancha- para luego irse a divertir en cada show.

Al escuchar el disco que me obsequiaron y “pegarme” con temas como “El sabor de la quebranta” y “Qué veneno” me pude dar cuenta rápidamente que lo que dicen es cierto, ellos hacen un hip hop propio, con identidad con las jergas que utilizamos a diario y no buscan ser un calco ni copia de los grupos extranjeros tal vez para atraer fanáticos ni mucho menos productoras. “Nosotros lo que hemos hecho ha sido acriollar el hip hop, meterle jergas peruanas, contar nuestras anécdotas, contar el estrés diario, cantarle una canción al pisco; el mensaje es lo que vivimos pero dándoles un enfoque más alegre”. Y como todo proyecto, ellos sienten ya el cambio a lo largo de todas sus producciones y de su carrera. “Empezamos con un sonido monce, pero hay toda una evolución desde que empezamos a trabajar de manera profesional, en las letras, cuestiones técnicas, hemos madurado tanto hasta al punto de considerarnos músicos”. Esto debido a que en la actualidad se presentas con un grupo de músicos con baterías, guitarra y bajo, con lo cual han conseguido un sonido mucho más hardcore. Con 13 años tirados a su espalda, que de por sí es ancha y estoy seguro soportarán 13 años más, dejaron una frase muy directa para aquéllos que sienten haber tocado el cielo cuando consiguen editar un disco o conseguir una gira: “No falta mucho por hacer, recién hemos abierto la puerta, cada vez tus metas son más altas, es un nivel de enfermedad que con el tiempo va creciendo”.